He de admitir, muy a mi pesar, que el G-8 (los siete países más “desarrollados” junto a Rusia) acaba de ganar el segundo asalto. A pesar de que la memoria colectiva es muy olvidadiza cuando se ve mucha televisión, estoy seguro de que se recordará el violento desenlace que tuvo la anterior reunión del G-8 en Génova, donde un joven, contrario al control mundial de unos pocos perturbados, perdió la vida. Pero la vida del muchacho apenas tenía importancia para el G-8, sus paranoicas mentes veían aparecer muertos en cada nueva reunión que se celebrara. Nuevas muertes, inevitables en ese entorno, enardecerían todavía más a la población mundial, pero especialmente a la occidental. Ya tienen mártires en el exterior, en el interior significaría su final. ¿Cómo evitar semejante desastre?, se preguntó sin duda el G-8. La solución no creo que tardara mucho en llegar; se lleva haciendo durante toda la historia. En España se llama “toros y fútbol”. En los tiempos actuales se ha tenido que conseguir con una decena de macroconciertos por todo el mundo. Si la masa va a los conciertos, la masa no va a protestar; mientras tanto ellos celebran su reunión tranquilamente en Escocia. Un pensamiento al alcance de cualquiera. Para más cachondeo, para que aún encima se puedan reír de nosotros; se anuncia que son conciertos para combatir el hambre en mundo. ¿¿¿Combatir el hambre en el mundo???. Lo organizan los mismos que lo provocan, para que así podamos dar palmas en lugar de patadas, y encima nos refrotan por la cara lo que están haciendo.
No puedo evitarlo, me surge una pregunta: ¿Acaso tendrán razón?, ¿Acaso su modelo funciona?, ¿Estamos dispuestos a que gobiernen el mundo a través del dinero, mientras que tengamos entretenimiento y diversión?. Tiemblo ante la perspectiva.
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He de admitir, muy a mi pesar, que el G-8 (los siete países más “desarrollados” junto a Rusia) acaba de ganar el segundo asalto. A pesar de que la memoria colectiva es muy olvidadiza cuando se ve mucha televisión, estoy seguro de que se recordará el violento desenlace que tuvo la anterior reunión del G-8 en Génova, donde un joven, contrario al control mundial de unos pocos perturbados, perdió la vida.
Pero la vida del muchacho apenas tenía importancia para el G-8, sus paranoicas mentes veían aparecer muertos en cada nueva reunión que se celebrara. Nuevas muertes, inevitables en ese entorno, enardecerían todavía más a la población mundial, pero especialmente a la occidental. Ya tienen mártires en el exterior, en el interior significaría su final.
¿Cómo evitar semejante desastre?, se preguntó sin duda el G-8. La solución no creo que tardara mucho en llegar; se lleva haciendo durante toda la historia. En España se llama “toros y fútbol”. En los tiempos actuales se ha tenido que conseguir con una decena de macroconciertos por todo el mundo. Si la masa va a los conciertos, la masa no va a protestar; mientras tanto ellos celebran su reunión tranquilamente en Escocia. Un pensamiento al alcance de cualquiera.
Para más cachondeo, para que aún encima se puedan reír de nosotros; se anuncia que son conciertos para combatir el hambre en mundo. ¿¿¿Combatir el hambre en el mundo???. Lo organizan los mismos que lo provocan, para que así podamos dar palmas en lugar de patadas, y encima nos refrotan por la cara lo que están haciendo.
No puedo evitarlo, me surge una pregunta: ¿Acaso tendrán razón?, ¿Acaso su modelo funciona?, ¿Estamos dispuestos a que gobiernen el mundo a través del dinero, mientras que tengamos entretenimiento y diversión?.
Tiemblo ante la perspectiva.
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